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miércoles, 26 de enero de 2011

Los textos integrados / escrito por el periodista digital Vicente Eduardo

Los textos integrados
Transcurría los primeros años de la primera elección “ganada” por el Dr. Juaquin Balaguer después de la revolución de abril, donde la represión era a la clara, abusiva, y no había garantía de vida para todo aquel que oliera a revolución, juventud o a estudiante de escuela pública.
  Dicen, y yo no lo afirmo porque era un niño cuando eso, que Todas las secretarias que formaban el gobierno de Balaguer estaban corrompidas y ni hablar de la secretaria de educación que como una forma de ayudar al país a “salir” del analfabetismo, empezó a autorizar a todo el que quisiera poner un “colegio”, aun sin tener requisitos mínimos de educador, repetimos, lo autorizaba a poner su negocio, siendo la iglesia católica una las instituciones más favorecida, teniendo ud. Por seguro que donde había una iglesia católica, había un colegio católico.
  Los costos de estos “colegios” variaban según la clase social que predominaban donde estaban instalados los locales de estos centros de estudios. Los precios iban desde muy caro hasta a un peso mensual (ejemplo Colegio Sagrado Corazón de Jesús, Villa Juana-principio de los años setenta, clase nocturna).
   Como la represión Balaguerista se concentraba en los grupos liberales y estos hacían vida pública en las escuelas del estado, muchos padres hacían un sacrificio e inscribían en estos “colegios” a sus hijos para evitar los problemas  que se suscitaban en las escuelas del gobierno.
   Estos “colegios” tenían uniformes y en los sectores pobres, los uniformes que un alumno utilizaba  este año lo usaba el hermanito el año próximo, lo que llamamos en Dominicana el “Pancho”, cosa que no se podía hacer con los libros de textos, porque por una mafia existente entre la secretaria de educación y las editoras autorizadas a publicarlos, todos los años cambiaban los textos para que no se pudieran utilizar los libros de textos de este año el año próximo, esto es, el libro de texto de gramática de 5to. Grado de 1970, no se podía usar en el 1971 porque habían conceptos “nuevos” que descalificaban  al anterior.
  En las escuelas públicas el panorama era igual, aunque no se pagaba la escuela, había que comprar el uniforme y los textos.
   Y así fue año por año, gobierno por gobierno. Editora que le sacaba su comisión al secretario de Educación, secretario de educación que le autorizaban los nuevos textos y pobres padres de familia que cada año tenían una lista nueva de libros que comprar y ni siquiera podían vender los viejos porque los conceptos habían cambiado de un año a otro.
  Pero llego un chapulín Colorado a defender el bolsillo de los padres de familia dominicana y a terminar con este relajo. Su nombre:.. Melanio Paredes.
  Por el “mejoramiento de la educación” en la Rep. Dominicana, el sr. Melanio Paredes y no se sabe quien más, porque según el Dr. Andrés L. Mateo no se consultaron organismo de educación autorizados, elaboraron unos textos que en resumen iban a integrar todo el contexto, en cuanto a libro se refiere, del sistema educativo dominicano.
   Para empezar no llamaron a concurso para la impresión de los textos y le dieron un contrato a una empresa mexicana por la suma de $5.2 millones de dólares, violando la ley 340-06  sobre compra y contrataciones, Bienes, Servicios y concesiones. Es de imaginarse que aquí la comisión fue en dólares e hicieron todo tan rápido que los famosos textos están lleno de errores informáticos.
   Ante el escándalo el presidente Leonel Fernández nombro una comisión para investigar los famosos textos, pero el Dr. Andrés L. Mateo, que era parte de la comisión, renuncio al presidente alegandole, entre otras cosas, citamos:
     “al comprobar que de los 18 miembros juramentados por usted, el 80% están comprometidos con el Ministerio, y son asalariados directos e indirectos del Ministro, dudamos que la Comisión pueda acometer la misión para la cual fue creada, que es, o debería ser, examinar desapasionadamente no un proyecto, sino los hechos consumados ante los cuales estamos, que arrancan con la decisión de otorgar sin licitación un contrato de 5.2 millones de dólares a una empresa extranjera para que confeccione los textos y el modelo pedagógico dominicano, violando la “ley 340-06 sobre Compras y Contrataciones, Bienes, Servicios, Obras y Concesiones”, y la misma ley de educación; y a espaldas del Consejo Nacional de Educación, de toda la comunidad educativa y del país”. Termina la cita.
   Los argumentos de Dr. Mateo no han sido respondido por el sr. Melanio Paredes, no creemos que lo va hacer, pero tal vez las fuerzas vivas dominicanas dan un ejemplo con esta nueva violación a la constitución.
  Como ilustración a este articulo, anexamos la carta de renuncia del Dr. Andrés L. Mateo  


  
  Santo Domingo,
17 de enero 2011

Dr. Leonel Fernández,
Presidente de la República

Distinguido Señor Presidente

Agradezco enormemente la distinción de haberme incluido en la Comisión de especialistas que habrían de evaluar los libros de textos integrados, que el Ministerio de Educación elaboró con técnicos mexicanos y que están utilizados en las escuelas públicas. Durante los últimos meses he vertido mi parecer sobre los mismos en varios medios de prensa, y reconozco que esta iniciativa se halla inspirada en una noble idea de zanjar las diferencias que se han suscitado en torno a esta decisión del Ministro que afecta el fundamento  filosófico y legal de la educación dominicana. Sé que usted ha estado al tanto de los debates y discusiones, y que ha externado su preocupación al respecto;  por eso llegué a creer que la comisión que se conformaría estaría integrada por académicos y personas independientes que no estuviesen en  la nómina del Ministro, ni como empleados, ni como asesores, ni como contratados externos.

Sin embargo, al comprobar que de los 18 miembros juramentados por usted, el 80% están comprometidos con el Ministerio, y son asalariados directos e indirectos del Ministro, dudamos que la Comisión pueda acometer la misión para la cual fue creada, que es, o debería ser, examinar desapasionadamente no un proyecto, sino los hechos consumados ante los cuales estamos, que arrancan con la decisión de otorgar sin licitación un contrato de  5.2 millones de dólares a una empresa extranjera para que confeccione los textos y el modelo pedagógico dominicano,  violando la “ley 340-06 sobre Compras y Contrataciones, Bienes, Servicios, Obras y Concesiones”, y la misma ley de educación;  y  a espaldas del Consejo Nacional de Educación , de toda la comunidad educativa y del país.

Pensé, Señor Presidente, que el Ministro daría una prueba de confianza y se sometería al escrutinio de un consistorio independiente, sin hacerse acompañar de sus funcionarios, que, habiendo confesado que desconocían cabalmente estos textos integrados, que no fueron consultados, que no construyeron ese modelo pedagógico, se han prestado, porque así se lo ordena su jefe, a defender un producto intelectual extranjero que viola la Constitución, que quebranta la ordenanza 1-95, que infringe la Ley General de Educación 66-97. Y que, por demás, le garantiza un rodillo asambleario que haría invisible el verdadero problema frente al cual estamos. Tenga usted presente, Señor Presidente, que la principal asesora del Ministro, la Licenciada Jacqueline Malagón, preside la Comisión.  Hay un principio cardinal que orienta las acciones justas: no se puede ser juez y parte.
¿Qué sentido puede tener participar en una Comisión cuyo verdadero objetivo es ganar tiempo, mientras las acciones del  Ministro imponen su decisión al sistema educativo?  Él  ya hizo imprimir los libros  del segundo ciclo de la educación básica confeccionados  por los mexicanos, los del primer ciclo ya están  circulando también confeccionados por los mexicanos,  y se están terminando de elaborar en México los correspondientes a la educación media.  ¿Qué podrá hacer esta Comisión frente a esta política de ponernos ante los hechos consumados?  Ni las impresiones millonarias de los libros, ni el contrato con el  Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE), ni la distribución de estos textos se paralizarán por las recomendaciones que haga la Comisión. Las pocas personas  no comprometidas con la nómina del Ministro dentro de la Comisión, se exponen a ser instrumento de sus acciones desacertadas.     

Mientras tanto,   1, 400.000 niños dominicanos están privados de la enseñanza formal de la lengua española, de la historia patria, de la enseñanza moral y cívica y de la formación religiosa. Y como hemos demostrado después de un profundo análisis, estos textos están plagados de errores conceptuales e imprecisiones históricas y científicas que los inhabilita para ser utilizados en nuestras escuelas, siendo que la seriedad de los responsables no ha estado presente como tampoco lo ha estado la práctica democrática del diálogo sobre esta delicada situación, la honestidad intelectual y ciudadana me obligan a no participar en una comisión maniatada.   A esa ceremonia circense no puedo prestarme.  

Por ello, Señor Presidente,  presento mi renuncia formal  a la Comisión de revisión de los textos integrados, y  le garantizo que al Ministro Paredes no le interesa obtener un juicio independiente de la política de improvisación  que está aplicando en el sistema educativo dominicano.

Muy atentamente,

Dr. Andrés L. Mateo

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