Las especialidades profesionales de periodistas y comunicadores llevados al medio radial se diferencian por el papel que desempeñan y no por la condición de ser, pues una sola persona puede realizar las dos especialidades en momentos diferentes de acuerdo a la actividad que cumplan para la programación.
Debe quedar claro que en cualquiera de esas dos especialidades se requiere un nivel de preparación y ninguna se puede asumir como algo al azar, como la improvisación irresponsable de transmitir o intentar comunicar noticias, informaciones o ideas sin la debida apropiación de los elementos básicos que permitan usar códigos en correspondencias con los oyentes y lograr un entendimiento oportuno o por lo menos la formulación de imágenes que puedan recrear la propuesta que se esté enunciando.
No todo el mundo está claro de estos términos y sus diferencias, hay muchas confusiones. “Sobre información y comunicación muchos olvidan que desde la etimología de la palabra, comunicación quiere decir puesta en común, quiere decir participación. En ningún momento si ustedes ven el latín o el griego hay algo que se refiera a la información simplemente a emisión de mensajes o algo así. Es una puesta en común, es un diálogo lo que significa desde el origen de la palabra comunicación…”1.1
La comunicación debe transitar por un diálogo horizontal de igual a igual y comunicaciones, sobre todo, para decirlo de la manera más simple, en dos sentidos. No es vertical, no es un polo emisor a un polo receptor.
La comunicación debe transitar por un diálogo horizontal de igual a igual y comunicaciones, sobre todo, para decirlo de la manera más simple, en dos sentidos. No es vertical, no es un polo emisor a un polo receptor.
Para algunos la radio por su carácter fugaz, no recibirá respuestas de sus mensajes, donde se puede inferir un diálogo en este sentido seria vertical, pero se equivocan los que así piensan pues con el avance de las tecnologías de la comunicación y de las investigaciones sociales se puede tener respuestas rápidas no solamente de la información apreciada sino de la avalada por la audiencia.
No solamente existen confusiones entre periodistas y comunicadores, hay confusiones entre información y comunicación, acceso y participación, libertad de información y el derecho a la comunicación, comunicaciones en plural y comunicación en singular, información y conocimiento, y otras, pero estas me parecen las principales.
Según el académico español, Mariano Cebrián Herreros, los comunicadores trabajan con procesos, mientras los periodistas con mensajes. Los comunicadores tienen un pensamiento estratégico de largo plazo, mientras los periodistas están trabajando sobre la inmediatez, la noticia, en lo último, lo urgente. Los comunicadores son facilitadores de procesos sociales inclusivos, es decir, no elaboran un mensaje y lo lanzan, sino que hablan con la gente para ver cuáles son las necesidades de información que ellos quieren comunicar, facilitan ese proceso de comunicación.
Mientras el periodismo, los periodistas están más atados a una estructura. En cada medio se establece las normas para el tratamiento de temas y perfiles editoriales hacia públicos potenciales, donde existe siempre algún tipo de regulación y en ese sentido el profesional del periodismo está sometido a ese engranaje de los medios masivos y sus límites establecidos.
En América Latina, según varios especialistas, la carrera de periodismo cambió de nombre y empezaron a llamarse carreras de comunicación social, pero básicamente cambiaron de nombre y nada más, siguen siendo carreras de periodismo, donde se enseña radio, cine, televisión y añadieron relaciones públicas, comunicación empresarial, pero básicamente es lo mismo.
Veamos este aspecto en el medio radial de Cuba y nos damos cuenta que aún concurre una visión clara sobre el particular, en el empleo no siempre se hace de forma precisa, aunque en defensa de ello se pudiera apuntar el poco tiempo de la carrera de comunicación social, carrera nueva donde el rigor de la experiencia y el tiempo darán el veredicto final.
Por otra parte se mezcla el comunicador y el locutor, especialidades con programas de estudios diferentes y funciones definidas, aunque se pudiera perseguir para la locución rigores académicos donde la formación de estos profesionales del habla fuese superior.
Como el comunicador, por definición, está vinculado a procesos es bueno dejar claro que no es lo mismo tener acceso a la participación, término que se confunde mucho. Se dice con frecuencia la audiencia participa y en realidad lo que hace es acceder. Acceso es escuchar, acceso es poder llamar a la radio, escribir una carta a un programa, responder por escrito a un concurso.
En cambio, participación es diferente. La participación es participación en el proceso de apropiación, el proceso comunicativo mismo. Evidentemente en los grandes medios es casi imposible, lo cual explica esa emergencia de medios alternativos desde hace más de 40 años. Existen miles de radios comunitarias, radios independientes en todo el mundo, sobre todo en América Latina, y se explican por esa dificultad de ingresar y transformar desde dentro los grandes medios comerciales.
Aquí se encuentra la gran paradoja entre el locutor y el comunicador pues en ocasiones el primero no alcanza el nivel cultural que le permita fluidez, intencionalidad y empatía con el público. El comunicador radial vinculado a proyectos de mayor alcance se nutre de profesionales del periodismo capaces de realizar esta misión.
No es extraño encontrar a un periodista o actor conduciendo un acto político, una premiación de mucha connotación aunque esto sea del propio medio. También no es difícil encontrar un periodista conduciendo un noticiero o una revista informativa.
¿Cuál será el problema? ¿Cuál es la necesidad de suplantar un profesional por otro? Pueden existir muchas razones pero en la mayoría de los casos se recurre a la “frescura”, la facilidad de improvisación o el conocimiento del tema. Todo esto puede ser así y qué hacer para resolverlo.
El esfuerzo por solucionarlo no se logrará con limitar la utilización de los que puedan hacerlo, sean o no de la profesión sino en calificar; no recalificar, formar con los requisitos que impone la comunicación en estos tiempos. La locución de voces graves no parece ser la solución de estos tiempos, requisito imprescindible en otra época.
El comunicador debe ser un profesional de los medios para estos públicos que cuentan con una dinámica diferente, con un caudal de información superior y con un oyente culto. El espacio a lo intrascendente se reduce. Impone canalizar conocimientos nuevos, retomarlas con elementos novedosos y lograr la participación real en los temas al público como parte del colectivo pues el modelo interactivo crece en la comunicación.
Se habla del cuarto poder que se le adjudica a los medios, pero para Ignacio Ramonit, Director del Mundo Informatic, “es necesario ahora crear un quinto poder, que permita oponer una fuerza cívica ciudadana a la nueva coalición dominante, un quinto poder, cuya función sería denunciar el súper poder de los medios masivos, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización general”.
Recordemos que los grandes medios de comunicación están en manos de grupos de poder. Cuando se le atribuye a los medios ese gran poder detrás se ocultan el poder económico y político quienes son en definitiva los que deciden qué se publica y que no.
Saber esto es conocer con mayor precisión el papel de quienes diseñan y respaldan las agendas de las campañas de todo tipo.
El esfuerzo se centra en la formación de profesionales del habla con mayor rigor, incluir y no segmentar será el reto de los profesionales del habla en la radio, medio que nos ocupa y al que se le dedica esfuerzo y pensamiento creativo. Esperemos por los resultados, la radio los necesita.
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