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viernes, 8 de junio de 2012

Una lectura “do khazá” del Otro Por R.A. Ramirez-Baez


Una lectura “do khazá” del Otro  Por R.A. Ramirez-Baez
R. A. Ramírez Báez

“La brevedad es hermana del talento” / Antón Chéjov,

No soy aficionado a la narrativa dominicana. Pero si un lector asiduo de su poética. De plano, hasta ahora sólo me habían cautivado los cuentos de Juan Boschy “Sólo cenizas hallarás” de la autoría de  Pedro Verges. En lo demás no había tenido interés ni razones para dedicarle ni espacio ni tiempo. La lectura como los viajes es selectiva. Y toda lectura y todo viaje responden a la curiosidad que tiende sonsacar el espíritu que inicia o deja a un lado o finaliza, en este caso una narrativa. Creo que todo debe fluir por los rieles de la individualidad, o como dijo Octavio Paz: “La lectura es asunto de gusto”.
Este ya extenso preámbulo viene precedido por haberme iniciado en la literatura rusa que desde las primeras lecturas en el idioma de Pushkin, certificaron en mi espíritu de guazábara sureña, la insoslayable presencia del “Otro”; y ese “Otro” hasta podría ser la otra cara de una misma moneda que ha despertado en mí aquella curiosidad de acercarme a ese “Otro” del  Dramaturgo que entretiene a la caza de fantasmas.
He aquí mi lectura “Do khanzá”, para que se entienda; leí de una sola disposición, en una noche, a ese mismo “Otro” con que Giovanny Cruz despertó mi curiosidad. A nadie se le ocurra hacerse el “Otro” y vea aquí una lectura crítica o uno de esos recetarios que tanto abundan en el regalismo literario dominicano.
Los cuentos del otro
Los cuentos del otro
Yo, respondo a ese “Otro”. Jamás he acudido a un seudónimo.; tampoco tendría por qué hacerlo. Me he sentido, repito, ese mismo “Otro”. No es que la historia de Giovanny me haya deslumbrado, ni convencido; ni tampoco me haya llevado a los acantilados de la insularidad. Alguna vez dijo Borges al leer a Stevenson: “Me ha entretenido”. A mí, “Los cuentos del Otro”, más que entretenerme me han cautivado porque se escapan de esa rigidez tropical tan común en la narrativa dominicana, una rigidez que raya en lo repetitivo.Y no alza vuelo hacia el universo. A  menudo,  sobre esa misma narrativa pesa   una cantera de elogios que deambulan entre los ríos Ozama y el Haina.
Giovanny, es para mí un cazador de imágenes; no creo que esas historias viajen en el ancho lomo de la oralidad. Creo que él ha disuelto esas mismas imágenes en un litro de fantasías. Ya por ahí anda a la pesca de duendes…
Mi óptica que es precisamente el lejano prisma de ese “Otro” fuera del estanque, me anuncia que el Dramaturgo sigue ahí en la grupa de imágenes reales y ficticias: las primeras las atrapas por las anchas alas de la creatividad y las segundas, con la magia seductora de ese mismo “Otro”.
Durante el recorrido de la lectura no hice más que envolverme en aquellos recuerdos cuando leí “Un héroe de nuestro tiempo”, de Yuri Lermontov que dio inicio al realismo mágico ruso. No es asunto de comparación, aunque si tengo una razón para estrechar las manos de Giovanny y Lermontov: uno juega con el tiempo del otro; como si uno siguiera inalterable hacia la estepa siberiana y el otro intentase quitarse de sus sandalias el impertinente polvo de la insularidad.
Giovanni Cruz
Giovanni Cruz
Giovanny hilvana esos mismos flecos del tiempo que irremediablemente los llevan al mismo estuario de Lermontov: a un duelo con su época; el ruso le robó el espíritu al tiempo y el otro poseído del cuchillo borgiano, corta de tajo esos flecos sueltos de la narrativa criolla. ¡Abre un nuevo horizonte donde deja bostezando  la luciérnaga criolla en los salones destechados de la insularidad!
Giovanny no ha tenido que abultar su narrativa para decirnos que él es el “Otro”; no descarto que Giovanny se haya encontrado por alguna callejuela con Antón Chéjov, y este ruso le hiciera una advertencia: “La brevedad es hermana del talento”. Ahora sí que entiendo: de la mano de Lementov y Chajov me subí en las imágenes del Otro. Ah!, por eso leí “Do khazá” las fantasías de ese “Otro” que termina siendo para mí el otro, Borges, a quien le ocurren las cosas.

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